Una
de las falacias más extendidas en economía es aquella que afirma que la
cantidad de puestos de trabajo que posee una economía está dada, es decir, es
fija y solo queda, por parte de la sociedad, repartirnos los trabajos entre
nacionales o extranjeros, y, ahora, juniors
o séniors.
Esta
idea ha cobrado fuerza en las últimas décadas a raíz de las reformas
estructurales que pretenden alargar la edad efectiva de jubilación (la edad
media a la que se retira la gente del mercado laboral) con el fin último de hacer
más sostenible el sistema.
No
obstante, un reciente estudio de IZA World of Labor cuestiona directamente esta
idea. Veamos a qué conclusiones llegan.
En
primer lugar, se señala que la falacia ya indicada depende de dos supuestos que
no solo no han sido probados verdaderos, sino que la ciencia económica ya ha
demostrado su falsedad.
Por
un lado, se cree que la cantidad de puestos de trabajo es fija. Sin embargo,
tanto la evidencia empírica como la teoría económica ya han probado que el
empleo es un fenómeno fuertemente dinámico en el que se destruyen, a la vez que
se crean, puestos de trabajo continuamente, en parte gracias al avance
tecnológico. Además, los autores ponen la experiencia de la entrada de la mujer
en el mercado laboral en la segunda mitad del siglo pasado. Dicha entrada masiva de
trabajadoras no solo no desplazó a los trabajadores del sexo contrario sino
que además mejoró las condiciones de vida de ambos grupos. (Si bien es cierto
que en el corto plazo puede haber un efecto desplazamiento entre uno y otro
grupo, una vez se ha dado el tiempo para que la capacidad productiva se adapte,
este efecto se revierte rápidamente.)
Por
otro lado, para que la falacia se cumpla, los trabajadores de uno y otro rango
de edad deberían de ser perfectamente sustituibles para las empresas. No obstante,
otra vez la teoría económica parece indicar lo contrario. El grado de sustituibilidad
depende en gran medida de las habilidades que posean unos y otros. Así,
el rápido avance de la tecnología crea una gran diferencia entre las
habilidades de ambos grupos. Además, el hecho de que los empleados jóvenes
tengan más tiempo para recuperar su inversión en capital humano les hace más
propicios a aumentar sus habilidades.
A
continuación, se analiza cómo afectó el aumento de la edad efectiva de
jubilación, en los años 90s, en varios países de la OCDE, encontrando para casi
todos ellos una relación positiva entre la evolución de la cantidad de empleo
de un grupo de edad y el otro.
Una
razón que se indica para esta relación positiva podría ser que el retraso de la
jubilación crea una mayor demanda (derivada de un mayor ingreso de los
trabajadores sénior; recordemos que las pensiones son más bajas que el salario
que podrían obtener estos trabajadores) de bienes y servicios y que, asimismo,
al reducirse la fuerte carga fiscal de las pensiones, se podría disminuir la
carga impositiva a los trabajadores, aumentando aún más la demanda, tanto de
bienes y servicios como de trabajadores por parte de las empresas.
Fuentes:
Böheim, R. y Nice, T. (2019). The effect of early retirement schemes on youth employment. IZA World of Labor. (disponible aquí)
Bernaldo de Quirós, L. (2020). El trabajo no se reparte. Actualidad Económica del 4 al 10 de Octubre.
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