La empresa de Coase

Ronald Coase puede ser considerado como uno de los economistas más eficientes de toda la historia, tan solo son 2 los artículos que se suelen citar de él: The Nature of the Firm (1937), del que hablaremos aquí, y The Problem of Social Cost (1960). Con estos dos artículos, el inglés se ganó un lugar en el panteón de los más grandes economistas.

El primer trabajo lo encontramos en una época marcada por el debate del cálculo económico, esto es, de la viabilidad del sistema económico socialista de planificación centralizada, en contraposición al sistema de libre mercado descentralizado. A favor de esta última opción, y radicalmente en contra de la primera, podemos encontrar a figuras tan ilustres como Ludwig von Mises o F. A. Hayek. En el otro bando, estaría Oskar Lange entre otros.

Durante este debate se señaló la paradoja de que si el libre mercado era tan eficiente a la hora de la producción y distribución de recursos escasos, ¿cómo podía ser posible que la mayoría de producción se llevara a cabo dentro de empresas donde, por su naturaleza, rige un principio de autoridad tan similar al de la planificación centralizada? 

En medio de este acalorado debate, apareció el artículo de Coase, The Nature of the Firm (1937) que, quizás sin proponérselo conscientemente, contribuyó a aclarar esta paradoja.

En este breve artículo, Coase analiza la raison d’être de la empresa, criticando algunas explicaciones que se habían dado anteriormente.

Para ello, Ronald Coase supo ver que el sistema de precios del libre mercado, aun siendo altamente eficiente, también tiene costes asociados a su uso. Principalmente, sus costes se derivarían de saber cuál es el precio relevante para cada transacción. Además, señala que estarían los costes de negociación necesarios para llegar a un acuerdo; estos vendrían a conocerse como costes de transacción.

Así pues, queda claro que el sistema de precios también tiene costes y que estos son tenidos en cuenta por los empresarios a la hora de decidir cómo organizan su producción: en el momento de elegir si llevar a cabo su actividad bajo las reglas del sistema de precios  o bajo la coordinación jerárquica de la empresa.

Habiendo señalado este hecho, a continuación Coase se pregunta ¿por qué, entonces, no se recurre a la organización jerárquica de la empresa para todo tipo de producción? Coase resuelve esta cuestión con la misma idea de antes: porque también hay costes de usar el mecanismo de coordinación vía empresa. En concreto, apunta a que, a medida que la empresa crece de tamaño, los costes de coordinar las diferentes unidades de la empresa pueden llegar a ser insoportables.

Con estas dos curvas de costes, Coase concluye que el empresario las tendrá en cuenta antes de decidir si organizar una actividad particular bajo las normas del sistema de precios o las de la empresa. Para ello, el empresario haría bien en hacer uso del enfoque marginalista de qué costes supone llevar una unidad más de la actividad al terreno del mercado o al de la empresa.

Antes de finalizar su breve ensayo, Coase crítica una serie de visiones alternativas a la suya que intentaban explicar la existencia de la empresa. En especial, le dedica bastante espacio al papel de la incertidumbre atribuido por Frank H. Knight. Según la visión del economista de Chicago, la existencia de la incertidumbre hace que ciertos individuos quieran “someterse” a las órdenes de otros con el fin de que eliminen esa incertidumbre.

Coase argumenta que lo que en realidad busca ese individuo, preocupado por la incertidumbre, es una garantía, que no lleva necesariamente aparejada un grado de dirección.

En definitiva, con este breve artículo, Coase contribuye al debate del cálculo económico acabando con la aparente paradoja de la predominante existencia de empresas (esto es, planificación en gran medida centralizada) en el mercado. Precisamente porque hay costes de organizarse bajo uno u otro esquema, es de esperar que se dé una situación en cierta medida “intermedia”: no es viable ni un sistema puramente de planificación centralizada, ni uno totalmente descentralizado (es decir, sin ninguna empresa).

Fuentes:

Coase, R. (1937). The Nature of the Firm. (pdf)

Publicar un comentario

0 Comentarios