Aunque en un artículo anterior argumentábamos que era muy probable que la recuperación económica de la crisis causada por la pandemia del Covid-19 fuera notablemente más corta que la crisis de 2008, también advertíamos de que la economía española podría ver menguar su crecimiento potencial en el medio y largo plazo. Veamos cuáles son esos principales problemas para nuestra economía.
Los economistas solemos distinguir entre el corto, el medio e, incluso, el largo plazo a la hora de evaluar fenómenos o políticas económicas. Una recuperación económica debería incluirse, si todo va bien, en el corto plazo o medio plazo. Muy distinta es la cuestión del crecimiento económico que es una cuestión de largo plazo (y quizás también de medio plazo). En el anterior artículo nos ocupábamos de cuestiones de corto plazo, en este haremos referencia al medio-largo plazo para intentar mostrar cuales son los principales peligros para el crecimiento.
Las pensiones públicas
Este es el problema más antiguo de todos; prueba de ello es que ha sido uno de los más ignorados por nuestros políticos. La cuestión es la siguiente: en un sistema de reparto las pensiones actuales se pagan con contribuciones (léase impuestos) que se imponen sobre los trabajadores (aunque, en realidad, se podría simplificar diciendo que las pensiones publicas se pagan mediante impuestos).
En pocos años, de 5 a 10, empezarán a producirse las jubilaciones de las cohortes de trabajadores nacidos entre los 1955 y 1970, la generación del baby boom, mucho más numerosa que todas las demás. Esto supondrá una fuerte presión en las finanzas públicas ya que (1) serán mucho más, tanto en términos absolutos como relativos, los jubilados a los que haya que pagarles una pensión (esto es, la ratio de dependencia que se sitúa actualmente en 2,2 y se espera que baje al 1,5 en 2050); y (2) estos nuevos pensionistas tendrán (la expectativa de) derecho a unas mayores pensiones por haber cotizado durante tantos años.
Llegados a este punto, el Estado, el conjunto de políticos, tendrá que tomar una decisión. Si deciden mantener la cuantía de las pensiones relativamente inalterada (algo razonable teniendo en cuenta el gran nicho de votantes que representarán los mayores de 65 años), deberán o bien subir impuestos, especialmente a los trabajadores debido a su baja flexibilidad para evitar los tributos, o recurrir al endeudamiento público (o una combinación de ambas). La primera opción solo hará empeorar aún más nuestro ya de por sí maltrecho mercado laboral (con mayores impuestos a los trabajadores, menores serán las empresas dispuestas a contratar). En cuanto a la opción de la deuda pública, existe el grave riesgo de que la deuda lastre fuertemente el crecimiento de nuestra economía (Reinhart & Rogoff (2010) señalaban que llegados a un cierto umbral de deuda publica el crecimiento económico se veía fuertemente perjudicado).
Cuadro extraído de Reinhard & Rogoff (2010) en el que se muestra que el crecimiento mediano baja en más de 1 punto porcentual para las economías con más de un 90% de deuda publica. |
La creciente inflación
Evolución de la inflación interanual de agosto de 2020 a agosto de 2021. Fuente: Libre Mercado. |
A día de hoy, ya estamos viendo fuertes repuntes de la inflación en la gran mayoría de las economías. En España es probable que la inflación cierre el año superando el 4% (la inflación interanual estaba en agosto ya al 3,3%).
Es cierto que aún puede ser pronto para saber si la inflación ha llegado para quedarse o si, por el contrario, se trata de un fenómeno pasajero debido a la fuerte y rápida recuperación económica de la pandemia. Tanto el BCE como la Fed parecen creer que se trata de una inflación transitoria; de hecho, el BCE ha cambiado recientemente su objetivo de inflación fijándolo en el 2%.
Ahora bien, si la inflación se descontrolara y el BCE se viera obligado a subir los tipos de interés para acabar con esas presiones inflacionarias, la situación financiera española se vería particularmente afectada. En primer lugar, los mayores tipos fijados por el BCE harían aumentar los tipos de interés de la deuda española pudiendo llevar a una crisis de deuda soberana: si los inversores no confían en el gobierno español para honrar sus obligaciones, exigirán unos mayores tipos de interés, llegando incluso a la posibilidad de negarse a tomar deuda publica de este país. Por otro lado, una subida de tipos suele afectar negativamente a la inversión (debido al aumento del coste de la financiación) y retrasa el consumo (ya que los mayores tipos premian a los ahorradores); estos dos efectos pueden llevar a un menor crecimiento económico, si bien es cierto que estos efectos se circunscribirían únicamente en el corto plazo.
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